7 de mayo de 2013

A partir de hoy voy a escribir para mi. No me importa si los demás no piensan o sienten lo mismo que yo, me canse de intentar hacer todo bien. En especial, ya no voy a escribir más para él o, al menos, voy a intentarlo. ¿Para qué torturarme de esa manera? ¿Por qué? No me lee, no lo leo, se termino y las cosas tienen que seguir. Hay tantas cosas que me hubiera gustado decirle, pero no tengo que estar escribiéndolo en un blog, ni mucho menos andar diciéndoselo a los demás: eran nuestras cosas, eran nuestros secretos, nuestras "miradas" con las que entendíamos todo, eramos nosotros y se termino.

Ahora puedo mirar atrás y sonreír, ahora puedo aceptar esos recuerdos como algo bueno, por más que yo haya intentado borrarlas. Pero, ojo, atesoro los recuerdos, no a él. Él puede tranquilamente irse al mismísimo infierno. Toda la perfección y hermosura que yo le veía, ya no existe. Él es ahora parte de la larguísima lista negra de gente que no necesito en mi vida. Suficiente destrucción tengo conmigo misma.

A pesar de todo esto, tengo miedo. ¿No es irónico? Tengo miedo de olvidarlo, y a la vez, tengo miedo de no volver a querer a nadie nunca más. Simplemente, no recuerdo como me sentía antes de él.

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