6 de enero de 2013

Te extraño y no lo quiero reprimir más.

Estoy inmersa en un circulo vicioso, del cual no voy a salir fácilmente. Mis días han pasado a ser un «te extraño» constante. ¿Quién diría que, de la nada, vos dejarías de extrañarme, de necesitarme, de quererme como lo hacías?

Y ahora, no importa lo que haga, siempre estas ahí, en todos lados, recordándome que debo olvidarte. Porque ahora le das la mano a ella, ahora la abrazas a ella, ahora la besas a ella. ¿Y yo? ¿Y mis abrazos? ¿Y mis besos?

Asumo la culpa de todo esto, porque lo podría haber evitado. Y me arrepiento, me arrepiento de haberte dado mis abrazos, mis besos, mi mano.

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