Estoy acostumbrándome, lentamente, a esto de las mentiras. Y esta demás decir que ya me considero una experta y que, aunque las conozco a todas, todavía me las sigo creyendo. Pero, en realidad, no creo en la mentira en sí, sino en la persona en que la dice. No es la mentira, sino la forma en la que la persona la transmite... como si fuera a ser cierta, como si no fuera una mentira, como si fuera a hacerse cargo de las cosas que dice.
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